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IGLESIA TIERRA PROMETIDA

X SEMINARIO DE ADORADORES

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Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo
las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos.
Así esforzaron sus manos para bien.

Nehemías 2:18

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Un liderazgo bueno y fuerte; eso es lo que más necesita el mundo de hoy. Dondequiera que miramos –desde gobiernos, negocios, vecindarios hasta hogares–, nos encontramos rodeados por los devastadores resultados de la inestabilidad, la indecisión y la corrupción. Necesitamos más personas dispuestas a reconocerse como líderes, y listas para aprender principios bíblicos de liderazgo, aceptando a su vez el desafío. –Rick Warren

 

Nehemías fue un hombre de Dios que supo reconocer los tiempos para los cuales fue llamado, entendió que Dios tenía un propósito al tenerlo en un lugar estratégico como copero del Rey, fue un hombre de oración, no actuaba sin antes pedir sabiduría de lo alto para tomar buenas decisiones, fue capaz de influenciar a toda una nación para que despertaran y se pusieran a reconstruir lo que sus enemigos habían destruido. Tomó la autoridad que tenía como gobernador para bien de su nación, respetó el liderazgo y el llamado de otros siervos del Señor al trabajar en equipo con ellos para cumplir los propósitos y la ley de Dios, fue valiente y sabio para enfrentar la oposición de sus enemigos. Fue un líder que puso ejemplo al unirse a ellos en la reconstrucción de los muros. Enseñó a su nación a trabajar a la par que tenían sus armas listas para la guerra. Fue honesto y honrado y nunca se aprovechó de su lugar de autoridad para beneficio propio.

 

Dios nos está llamando a despertar, es tiempo de dar pasos de fe en el ministerio que el Señor te ha confiado, enfrenta a tus enemigos y confía en el llamado que Dios te ha hecho. Es tiempo de ser estratégicos, apasionados, disciplinados y comprometidos con las cosas del reino. Se necesitan líderes que entiendan los tiempos y el lugar donde Dios los ha puesto para inyectar en otros la pasión.

 

Cuando Nehemías habló con el pueblo y les contó cómo la mano de Dios había estado sobre él, infundió en ellos un nuevo aliento y una nueva perspectiva de lo que estaban viviendo, inmediatamente el pueblo respondió “Levantémonos y edifiquemos” y se esforzaron para bien.

 

Es tiempo de levantarnos y trabajar en equipo, es tiempo de edificar.

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